En materia de asesoramiento científico, la Comisión Europea
ha cambiado el modelo unipersonal y de liderazgo
que encarnaba Anne Glover,
* asesora de Durao Barrosso, por el de la
responsabilidad colegiada. El Mecanismo de Asesoramiento Científico
(SAM) de la Comisión Europea puesto en marcha
recientemente, depende del Comisario de Investigación, Ciencia e Innovación (
http://ec.europa.eu/commission/2014-2019/moedas_en),
no directamente del presidente, pero está al servicio del colegio de comisarios
y del presidente. La nueva estructura incluye un equipo de científicos,
denominado Grupo de Alto Nivel (HLG) integrado por siete miembros de
diversas disciplinas, edades y países.** Este
cambio, sin embargo, no presupone por sí mismo ni eficacia ni inanición. La capacidad
de penetración en la estructura política de la Comisión que demuestre
proporcionará un primer diagnóstico de su idoneidad.
El Grupo, cuyos miembros han sido contratados con dedicación
parcial a esa tarea, ha adquirido el compromiso de focalizar sus esfuerzos en proporcionar
asesoramiento sobre temas científicos a los Comisarios que lo soliciten. Paralelamente,
ha emprendido la realización de informes sobre temas identificados como
estratégicos por el propio Grupo.
La pregunta que planea sobre el ambiente comunitario es si
esta nueva estructura tendrá entidad para hacer aportaciones significativas a
la política científica de la Comisión o solo conseguirá visualizar el estado de
la cuestión, es decir de la ciencia en Europa. Si practicará el conformismo o incluirán el riesgo en sus propuestas (recordemos que Glover fue “despedida”
por declararse "no contraria" a los organismos modificados genéticamente).
Conscientes de las limitaciones que comporta el trabajo
compartido (todos ellos siguen manteniendo las responsabilidades de sus
respectivas dedicaciones profesionales), y a pesar del equipo de apoyo de 16
personas en la DG de R&I del que disponen, El Grupo ha abierto
conversaciones con diversas federaciones
de sociedades científicas y academias europeas para canalizar sus potenciales
aportaciones en materia científica. Este acercamiento, encabezado por el
presidente del Grupo, el microbiólogo danés Enrik Wegener, marca un punto de
inflexión en la articulación de las políticas científicas de la Unión, puesto
que las conecta con las organizaciones científicas del continente. En la medida
que esa dinámica de acercamiento se materialice, la efectividad, talento, agilidad,
nivel organizativo y capacidad de generar propuestas innovadoras de las
sociedades científicas serán factores determinantes en la implantación del
asesoramiento científico a los responsables de las políticas científicas del
gobierno europeo.
Por supuesto, resulta imprescindible que las sociedades
científicas adquieran y desarrollen la doble capacidad de recoger la
sensibilidad de los ámbitos ciudadanos en los que se encuentren implantadas y transformar
esa sensibilidad en propuestas de política científica para plantearlas, los
propios científicos, a los responsables de todos los niveles de la administración:
local, regional, nacional y finalmente el europeo. E implicarse en el control y
gestión de su materialización. Estamos muy lejos de una articulación de esas
magnitudes, pero el SAM puede ser la oportunidad esperada que no debería
desaprovecharse.
Más allá de especulaciones sobre el futuro del Grupo de Alto
Nivel, las organizaciones científicas europeas, sea cual sea su ámbito
territorial, deben afrontar el reto de
ganar en capacidad organizativa y adquirir el protagonismo necesario para
colaborar en el desarrollo de las
políticas científicas que han de proporcionar el progreso y la calidad de vida que la
sociedad europea está demandando. No
solo a los políticos, también a los científicos.
** Puede consultarse
la composición del Grupo de Alto Nivel y sus respectivos currículos en: