Más allá de las definiciones al uso, la complejidad es una propiedad característica de la realidad que habitamos, fácilmente identificable. Desde el Big Bang hasta hoy, los componentes del universo han seguido un proceso de agregación e interrelación con el resultado de que han ido surgiendo estructuras cada vez más definidas, de mayor tamaño, con propiedades inéditas y con mayor capacidad de agregación: de las partículas elementales a las moléculas, de los astros a las galaxias, de los microorganismos a los mamíferos, de las colonias a las sociedades.
Aunque los humanos somos grandes beneficiarios de la complejidad, nos mostramos intelectualmente reticentes a su aceptación. Seguimos acumulando información en una estrategia más apropiada para resistir que para progresar: ni la facilidad que nos proporciona la Red nos ha librado de esa inclinación. Mantenemos nuestras vivencias en compartimentos estancos, perfectamente diseñados y “apilados” en un orden de algún modo mnemotécnico, es decir, que lo memorizamos (y que nos angustia olvidar). Nos negamos a dejar fluir la información y mucho más a fluir nosotros mismos a través de la información. Es hora de que nos deshagamos de la metáfora de las piezas de "lego": resultan un buen sisitema de aprendizaje y uno de nuestros iconos culturales, pero son un pésimo relato de la realidad. De esa realidad compleja del enunciado.
Para transformar en conocimiento la información que adquirimos o generamos, debemos procesarla con todos sus componentes y significados, lo que equivaldría como mínimo, a elevar las piezas de lego a la categoría de contenedores, apilables, sí, pero conteniendo a su vez una estructura ordenada y puesta en valor. Los contenedores no son ni iguales ni intercambiables: tienen el valor de lo que contienen y las agregaciones que genera su acumulación no poseen un orden predecible: cambia continuamente al incorporarse nuevas elementos (contenedores en este caso). Por esa razón, su ordenación encierra un valor frecuentemente superior a la suma de los valores de las partes. Este conjunto de elementos, una metáfora de la complejidad, es a la vez una de las más acertadas descripciones del conocimiento. Porque en nuestra mente, complejidad y conocimiento se equiparan y comparten funcionalidad en el empeño de elaborar un model de la realidad que nos envuelve. Conocimiento es, por tanto, complejidad. Y viceversa.
martes, 27 de marzo de 2012
lunes, 12 de marzo de 2012
CIENCIA ES CONOCIMIENTO
En la literatura actualmente disponible, los actores de la sociedad del conocimiento parecen designados con un cierto apriorismo. Gobiernos, instituciones públicas dedicadas a la investigación y la innovación, parecen dar por sentado que son ellos los jugadores de este campeonato. Sin embargo, esta visión resulta parcial y especialmente sesgada si se tiene en cuenta que ninguno de los actores citados ha conseguido convertirse en un modelo fidedigno de la sociedad que los ampara, no poseen información sobre el tejido social que subyace en la ciencia (un factor que se tiende a olvidar cuando no a menospreciar) ni poseen mecanismos para explicitar el valor social de la ciencia y crear el entorno adecuado para su desarrollo (las empresas requieren una consideración aparte).
Hay que insistir en que la ciencia no es el único pero sí el principal generador de conocimiento y son las organizaciones que surgen alrededor del desarrollo de la ciencia las que deberían exhibir una sensibilidad especial para con la sociedad, una sensibilidad capaz de aflorar primero y transferir después el modelo, aun inédito, sobre el que realmente se desarrollará la “sociedad del conocimiento”.
Los actores sociales de la ciencia son, por definición y mérito propio, las entidades, fundaciones, institutos, centros y grupos de investigación y de forma especial las organizaciones como las asociaciones y sociedades científicas (“de científicos”, deberíamos denominarlas con más propiedad).
Desde esa perspectiva, convertir las sociedades en nodos de la red por la que fluye la materia cognitiva, en atractores de talento y en gestores (y no meros representantes) del conocimiento que producen sus miembros componentes, pero también del conocimiento que genera la dinámica de la organización, ha de ser uno de los factores específicos y diferenciales entre la sociedad industrial y la sociedad del conocimiento.
Hay que insistir en que la ciencia no es el único pero sí el principal generador de conocimiento y son las organizaciones que surgen alrededor del desarrollo de la ciencia las que deberían exhibir una sensibilidad especial para con la sociedad, una sensibilidad capaz de aflorar primero y transferir después el modelo, aun inédito, sobre el que realmente se desarrollará la “sociedad del conocimiento”.
Los actores sociales de la ciencia son, por definición y mérito propio, las entidades, fundaciones, institutos, centros y grupos de investigación y de forma especial las organizaciones como las asociaciones y sociedades científicas (“de científicos”, deberíamos denominarlas con más propiedad).
Desde esa perspectiva, convertir las sociedades en nodos de la red por la que fluye la materia cognitiva, en atractores de talento y en gestores (y no meros representantes) del conocimiento que producen sus miembros componentes, pero también del conocimiento que genera la dinámica de la organización, ha de ser uno de los factores específicos y diferenciales entre la sociedad industrial y la sociedad del conocimiento.
martes, 21 de febrero de 2012
¿RETEGNOSIS?
Conceptualizar la primera frase del comentario de Morin (véase post anterior…) sólo me ha sido posible tras invocar, y luego cocinar, los términos de referencia: organización, red y conocimiento al fuego lento de las lenguas clásicas.
Se trata sin duda de un homenaje a la ignorancia. Pero, ¿no es esa precisamente la posición de partida? Vivimos a las puertas (o en el recibidor) de la sociedad del conocimiento, la economía que nos espera al final de la crisis es la economía del conocimiento y las transformaciones que mayor influencia tendrán en los productos y servicios dentro de pocas décadas se conseguirán mediante ingeniería del conocimiento. He aquí tres de los conceptos de dominarán el ámbito del futuro social ¿Podremos seguir avanzando hacia nuestros objetivos aún desconociendo su significado? Seguramente, sí. La humanidad lo ha venido haciendo con cierta frecuencia. Pero será prudente ir acumulando combustible para cuando llegue el fuego. Y Retegnosis pretende aportar un flujo, modesto pero suficiente, de inquietud inflamable.
Se trata sin duda de un homenaje a la ignorancia. Pero, ¿no es esa precisamente la posición de partida? Vivimos a las puertas (o en el recibidor) de la sociedad del conocimiento, la economía que nos espera al final de la crisis es la economía del conocimiento y las transformaciones que mayor influencia tendrán en los productos y servicios dentro de pocas décadas se conseguirán mediante ingeniería del conocimiento. He aquí tres de los conceptos de dominarán el ámbito del futuro social ¿Podremos seguir avanzando hacia nuestros objetivos aún desconociendo su significado? Seguramente, sí. La humanidad lo ha venido haciendo con cierta frecuencia. Pero será prudente ir acumulando combustible para cuando llegue el fuego. Y Retegnosis pretende aportar un flujo, modesto pero suficiente, de inquietud inflamable.
lunes, 6 de febrero de 2012
EL CONOCIMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES
Este camino se inicia con la recuperación de los versos de Elliot (véase la cabecera del blog) que adquieren un significado y una actualidad inauditos con el comentario que sobre el poema escribe Edgar Morin (La mente bien ordenada, Seix Barral, Barcelona 2000):
«El conocimiento no es conocimiento si no es organización, puesta en relación y contexto con las informaciones. Las informaciones constituyen parcelas de saber dispersas. En todas partes, tanto en las ciencias como en los media, estamos inundados por las informaciones [...] los conocimientos divididos no sirven más que para utilizaciones técnicas: no llegan a conjugarse para alimentar un pensamiento que pueda considerar la situación humana [...] y hacer frente a los grandes desafíos de nuestro tiempo. No llegamos a integrar nuestros conocimientos [hasta adquirir sabiduría] en orden a conducir nuestras vidas.»
Sintetizar tanta clarividencia en una palabra, una frase que identifique el blog ha resultado una misión prácticamente imposible, a no ser por el recurso de la imaginación ….
«El conocimiento no es conocimiento si no es organización, puesta en relación y contexto con las informaciones. Las informaciones constituyen parcelas de saber dispersas. En todas partes, tanto en las ciencias como en los media, estamos inundados por las informaciones [...] los conocimientos divididos no sirven más que para utilizaciones técnicas: no llegan a conjugarse para alimentar un pensamiento que pueda considerar la situación humana [...] y hacer frente a los grandes desafíos de nuestro tiempo. No llegamos a integrar nuestros conocimientos [hasta adquirir sabiduría] en orden a conducir nuestras vidas.»
Sintetizar tanta clarividencia en una palabra, una frase que identifique el blog ha resultado una misión prácticamente imposible, a no ser por el recurso de la imaginación ….
martes, 17 de enero de 2012
POR QUÉ AHORA ESTE BLOG...
El conocimiento es un concepto escurridizo, del que se encuentran mil definiciones, con frecuencia contradictorias, escritas en letra impresa y digital. Podríamos establecer un paralelismo con el concepto “informática” que en sus inicios, a finales de los años cincuenta del siglo pasado designaba un cambio de paradigma (“la era informática”) cuyo verdadero significado se desconocía totalmente, puesto que no se disponía de los enormes recursos que surgieron y que dieron sentido a la palabra.
Este blog, versión actualizada de un cuaderno de bitácora preexistente, no tiene otro objetivo que acumular, ordenar y actualizar materiales que intenten esclarecer qué es, cómo se obtiene y para que sirve el conocimiento que surge de su mayor manantial: las organizaciones.Partiendo de la ignorancia, y reflexionando sobre su significado, importancia y alcance. Sin perder de vista que explicar no es suficiente para comprender.
El formato es importante: un blog es potencialmente un ámbito para compartir y debatir. Y el conocimiento se genera y estructura al fluir sus elementos entre los protagonistas que conforman la organización.
Para facilitar la ordenación de los (escasos) materiales de partida, los distribuiremos, al igual que los que lleguen sucesivamente, en varios ítems que, a modo de cajones (o contenedores, como los que aparecen en la foto) nos ayudaran a mantener una cierta impresión de orden en nuestra mente. Aunque intuimos, y más adelante veremos, que una terminal de contenedores no es una metáfora de la génesis del conocimiento.
Este blog, versión actualizada de un cuaderno de bitácora preexistente, no tiene otro objetivo que acumular, ordenar y actualizar materiales que intenten esclarecer qué es, cómo se obtiene y para que sirve el conocimiento que surge de su mayor manantial: las organizaciones.Partiendo de la ignorancia, y reflexionando sobre su significado, importancia y alcance. Sin perder de vista que explicar no es suficiente para comprender.
El formato es importante: un blog es potencialmente un ámbito para compartir y debatir. Y el conocimiento se genera y estructura al fluir sus elementos entre los protagonistas que conforman la organización.
Para facilitar la ordenación de los (escasos) materiales de partida, los distribuiremos, al igual que los que lleguen sucesivamente, en varios ítems que, a modo de cajones (o contenedores, como los que aparecen en la foto) nos ayudaran a mantener una cierta impresión de orden en nuestra mente. Aunque intuimos, y más adelante veremos, que una terminal de contenedores no es una metáfora de la génesis del conocimiento.
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